Hace ya algún tiempo que hicimos esta ruta por Eslovaquia de 11 días. La verdad es que fue un viaje un tanto con sabor agridulce, y esto fue debido a que volvíamos a casa después de nuestra estancia en Hungría y que tuvimos varios percances durante el viaje que os iremos contando. Hicimos la ruta de este a oeste y todo fue mejorando cuanto más al oeste estábamos (la gente, la forma de conducir, la cantidad de «mala gente»…).
Pronto publicaremos una guía para viajeros independientes por Eslovaquia con información útil si os decidís a viajar por el país. Tal vez te interese leer la ruta completa de Eslovaquia en 11 días.
Día 1:
Empezamos la ruta desde Kosice, al sureste del país, cruzando en tren desde Miskolc (Hungría). El primer día lo empleamos en ir hasta Kosice y visitar la ciudad, ya que desde allí alquilamos un coche.
Se puede cruzar de Hungría a Eslovaquia sin ninguna dificultad y los precios de los trenes son bastante económicos. Además, al ser ambos países miembros de la Unión Europea, no os pedirán el pasaporte en la frontera.
La primera sensación que nos dio Eslovaquia fue muy distinta a la que teníamos en Hungría, en cuanto al tipo de gente que encontramos en la ciudad. Además llegamos al hotel y no estaba nuestra reserva, aparte de querer cobrarnos el doble y darnos una habitación ocupada… El hotel era el Penzion Platz.
Día 2:
Teníamos reservado un coche de alquiler para recoger en Kosice centro, pero por la mañana nos llamaron y nos dijeron que no tenían disponible el coche en la oficina del centro y que teníamos que ir a recogerlo al aeropuerto, con el incoveniente que eso nos suponía de tener que desplazarnos hasta el mismo.
Nos acercamos a la oficina de turismo y nos informaron de los autobuses que había desde el centro al aeropuerto, y por los pelos cogimos uno; ¡y menos mal! porque el siguiente era como 3 horas después y no podíamos esperar para ponernos en marcha. Otra opción hubiera sido coger un taxi.
Finalmente cargados con nuestra mochilas de pasar 6 meses en Hungría, y corriendo, llegamos al autobús que estaba masificado. No podremos olvidar que en el bus iba un señor mayor y dos gitanillos que se bajaron en medio de la nada, pues ¡el señor llevaba un palo enorme lleno de clavos para defenderse!. Esa fue una de las primeras imágenes que tuvimos y no nos gustó nada.
Finalmente recogimos el coche (no había nadie en la oficina de alquiler) y nos pusimos en marcha.
La primera parada fue en Prešov, que cuenta con numerosas muestra de arquitectura de la Unión Soviética, pero que sinceramente podéis dejar de paso.
Seguimos hasta Hervartov, donde encontramos una de las 9 iglesias de madera que forman el conjunto Patrimonio de la Humanidad de las Iglesias de madera de la parte eslovaca de Los Cárpatos, construidas entre los siglos XVI y XVIII.
El tercer lugar que visitamos fue Bardejov, también patrimonio de la humanidad desde el año 2000. Sin duda una de las ciudades más bonitas que vimos en Eslovaquia y en la que destaca la plaza, una aténtica maravilla. Aunque no hay que dejar de lado un paseo por las calles del interior de la muralla.
Nuestra última parada fue para visitar el castillo de Stará Ľubovňa. La visita nos gustó mucho, es un castillo muy grande que se puede visitar casi en su totalidad y está muy bien conservado. Hay que dejar el coche en el aparcamiento que hay abajo y subir andando por una zona de bosque.
Aquí tuvimos otro pequeño percance y es que mientras que visitábamos el castillo había un grupo de niños gitanos con un adulto. Se acercaron en varias ocasiones a ver la cámara de fotos y mientras bajábamos hacia el coche nos persiguieron dos de los niños pidiéndonos cosas; no sabemos qué nos pedían pues no les entendíamos pero por los gestos y la insistencia parecía que nos pedían dinero. Fue una situación bastante incómoda.
Hicimos noche en una pensión en los Tatras (Penzion Furmanec), la verdad es que era bastante cutre pero el entorno era precioso. También conocimos la Eslovaquia profunda, jeje.
Día 3:
La primera parada del día fue para ver la garganta del Río Dunajec. A un lado del río está Eslovaquia y al otro está Polonia. Nosotros lo hemos visitado por ambos lados y el polaco es más bonito.
Aquí son típicas las barcas de madera que surcan el río.
Continuamos hacia el sur y paramos en Kežmarok, que cuenta con un palacio, pero no es de los imprescindibles y podéis dejar este pueblo de paso.
El punto estrella del día era el castillo de Spiš, una de las ruinas de castillo más grande de centroeuropa. Se encuentra en el pueblo de Spišské Podhradie y el castillo se sitúa en alto. Podéis preguntar en la oficina de turismo cómo acceder, ya que os indicarán que rodeando el pueblo llegaremos por detrás del castillo y tendremos aparcamiento. De otra manera, si entramos en el pueblo, veremos que hay como un descampado que lo usan de aparcamiento (y nos cobrarán) y las personas que lo llevan no tienen buena pinta; además tendríamos que subir una cuesta enorme para acceder al castillo. En nuestro caso llegamos primero a ese aparcamiento «malrollero» y como nos dio mala espina fuimos directos a la oficina de turismo a preguntar, donde nos indicaron el aparcamiento oficial.
No hay visitas en español ni en inglés, pero nos facilitarán un papel con una pequeña descripción del lugar con una mala traducción. El lugar sin duda merece mucho la pena, aparte de que es patrimonio de la humanidad. Pronto publicaremos un monográfico del castillo para que lo podáis ver en más detalle.
Muy cerquita se encuentra Spišská Kapitula, donde está el convento de Spiš, también perteneciente al patrimonio de la humanidad del castillo. No pudimos entrar porque no nos cuadraban los horarios y preferimos entrar al castillo, pero está bien dar una vuelta por alrededor.
El último (o primer, según se mire) lugar de este grupo de patrimonio de la humanidad es el pueblo de Levoča, en el que destaca sus monumentos del centro de la ciudad, pero hemos de decir que no es gran cosa.
Esa noche la pasamos en Poprad, en la Penzión Fantazia, un lugar acogedor y muy limpio. Fue de los lugares en los que dormimos en Eslovaquia que más nos gustó.
Día 4:
En nuestro cuarto día en Eslovaquia vimos una de las maravillas del país, que es la Cueva de Hielo de Dobšinská, por supuesto patrimonio de la humanidad.
Se encuentran en el Parque Nacional de Slovensky Raj. Hay que dejar el coche en un aparcamiento enorme (y hasta arriba de coches) que se encuentra en la entrada del parque y desde allí subir andando hasta la entrada de la cueva. La visita es bastante cara, 8€ por persona y 10€ más si quieres hacer fotos (bastante común en Eslovaquia, pero que nos parece un robo). Además del precio elevado de la entrada, la visita sólo la hay en eslovaco, ni siquiera en inglés, así que a disfrutar y hacer fotos (por 10 módicos euros) mientras los demás escuchan al guía. A pesar de todos estos contras merece mucho la pena visitarlo.
Mientras visitábamos la cueva empezó a llover y no paró el resto día. Fue una pena porque teníamos pensado hacer una ruta de senderismo (que al final hicimos al día siguiente) y no pudimos por la lluvia, por lo que tuvimos que hacer cambio de planes y fuimos a ver un castillo del norte del país que no teníamos planeado visitar, el de Krásna Hôrka. Fuimos por el cambio de planes, pero no merece la pena. La visita, como de costumbre, es en eslovaco y se visitan las habitaciones del castillo convertidas en museo, pero que no tienen ningún encanto, además de no enterarnos de nada.
Hicimos noche en la Penzión Baronka, que se encuentra en un edificio que es restaurante y pensión. La habitación era muy amplia y cómoda.
Y hasta aquí la primera parte del viaje por Eslovaquia.
Un abrazo, AA y JC
[…] En este post os contamos la ruta y más adelante os la contaremos en detalle para que no os perdáis nada Puedes ver Ruta por Eslovaquia parte I. […]