En la semana santa de 2007 nos fuimos de viaje a Alemania. Fue un poco locura porque fuimos en autobús desde Bilbao. Vimos una oferta que hace todos los años (o hacía) una famosa agencia de viajes y como no tenemos miedo a nada allí nos fuimos.
Para llegar a Bilbao fuimos en avión, e hicimos noche en el albergue juvenil.
Como llegamos a medio día aprovechamos para ir a ver el Puente Colgante de Portugalete. Se puede llegar sin problema en cercanías a Portugalete y ver el pueblo paseando.
El puente fue inaugurado en 1893, siendo el primero de este tipo en el mundo. Fue concebido como un puente transbordador de peaje. Desde el año 2006 está inscrito en la lista del Patrimonio de la Humanidad.
Al día siguiente cogimos el autobús (que tardó muchísimo en llegar) y nos pusimos rumbo a Alemania, la verdad es que el viaje se hizo muy pesado.
Aunque el viaje fue muy largo nuestra ciudad de destino era Colonia (en alemán Köln), por lo que la espera para ver su catedral mereció la pena. ¿Os suena lo del agua de Colonia? De aquí viene.
Tras dejar las cosas en el hotel nos hicieron una mini visita a la ciudad en autobús y luego nos fuimos a andar por la ciudad y ver lo poquito que nos iba a dar tiempo.
Como ya hemos comentado lo más significativo de la ciudad es su catedral gótica, que comenzó a construirse en el año 1248 y no se terminó hasta el año 1880. Durante la II Guerra Mundial sufrió numerosos daños pero su estructura se mantuvo intacta. Fue declarada Patrimonio de la Humanidad en el año 1996. Como curiosidad deciros que fue el edificio más alto del mundo entre el 1880 y 1884.
Nuestro segundo día en Alemania nos llevó en primer lugar a Bonn, la ciudad natal de Beethoven. Bonn también fue la capital de la República Federal Alemana hasta 1990.
Más tarde disfrutamos de un crucero por el río Rhin, con un día soleado estupendo donde pudimos observar los numerosos castillos y fortalezas de su orilla.
Al día siguientes visitamos Heidelberg, una ciudad muy cosmopolita que nos encantó. El mayor atractivo de la ciudad es su centro histórico con el palacio de Heidelberg y con la universidad más antigua del país, fundada en 1386. Lo mejor para conocer la ciudad es comenzar a andar y perderse por sus calles y, por supuesto, subir a la colina desde donde hay unas vistas increíbles.
Heidelberg iba a ser nuestra última parada en Alemania ya que, al día siguiente, nos esperaba la preciosa ciudad de Estrasburgo, en Francia, la cual tuvimos que ver muy rápido y tenemos pendiente volver.
Ese día hicimos noche en Lyon y al día siguiente volvimos a Bilbao, donde cogimos el avión de vuelta a Madrid.
La experiencia de este viaje no fue muy buena, ya que era un viaje organizado en el que los tiempos están medidos y no puedes estar todo el tiempo que quisieras en cada lugar, como nos pasó en todas las ciudades anteriores. Hay lugares que hay que ir con este tipo de viaje (debido al tipo de gobierno o seguridad) pero si lo podemos evitar preferimos ir a nuestro aire y poder distribuir nuestro tiempo.
Algún día volveremos a visitar estos lugares tranquilamente,
un abrazo,
AA y JC