Continuamos con nuestro viaje a la Costa Azul, con pueblos preciosos de los que tienes que apuntar para no perderte cuando visites la zona. ¿Te perdiste la primera parte?
La puedes encontrar en Costa Azul , Francia, parte I.
La ruta completa la puedes ver en Ruta por la Costa Azul y noroeste de Italia de 15 días en coche, y dos de los pueblos más bonitos de Francia: Saint-Paul-de-Vence, y Èze.
Nuestro cuarto día de viaje se presentaba interesante, con varios pueblos que prometían bonitas vistas.
Empezamos el día en Mougins, pueblo en el que vivió Picasso desde que llegó con su amante en 1935 y se quedó hasta la muerte de su último amor. El pueblo es muy pintoresco, y sus calles están orientadas como en forma de caracol. Por todos los rincones se puede oler el arte y ver galerías de pintura. Hay aparcamiento gratuito a las afueras.
Seguimos hacia Biot, donde se puede dejar el coche en los alrededores del pueblo.
La verdad es que las calles cercanas a la iglesia son bonitas y pintorescas, pero el pueblo en sí no merece una visita. Si no tenéis mucho tiempo es mejor visitar los siguientes pueblos y dejar Biot de paso. Lo más interesante son la cantidad de gatos que encuentras durmiendo en sus calles.
Y llegamos a la joya de la corona del día, el pueblo medieval de Saint-Paul-de-Vence. Pueblo bonito donde los haya, especial para perderse por sus calles empedradas y sus galerías de arte. Princhando en el nombre del pueblo puedes disfrutar de un pequeño foto reportaje para que veáis la hermosura de sus calles.
A un par de kilómetros al norte está su hermano pequeño, Vence, también con un centro medieval muy bonito, pero nada que ver con Saint Paul de Vence. Si tenéis tiempo visitar ambos, sino solamente Saint Paul de Vence.
Para terminar el día acabos en Niza, con su larguísimo paseo marítimo. Es muy interesante pasear por la ciudad vieja y tomarse un helado en Fenoccio (place Rossetti) aunque nosotros tomamos un granizado de mandarina buenísimo. Se puede subir al Parque del Castillo en un ascensor gratuito al lado de la Tour Bellanda para ver la cascada y el mirador desde donde podrás divisar toda la ciudad.
Cuando visitamos la ciudad apenas habían pasado 15 días desde el atentado en el paseo marítimo que se cometió el 15 de julio de 2016. Aún estaba la zona vallada y con muchos símbolos así como flores de cariño y respeto a las 85 víctimas y 303 heridos.
Estuvimos durmiendo cerca de Fréjus porque los precios de los hoteles de la zona eran bastante caros pero sinceramente merece la pena pagar más y ahorrarse el trayecto de mala carretera, además del tiempo que se pierde.
En el quinto día de ruta pasamos por tres países: Francia, Mónaco e Italia, aunque por ahora no os vamos a contar la parte italiana para no hacer esta entrada muy larga pero lo haremos próximamente.
La primera parada fue en otro de los pueblos más bonitos de Francia, Èze, que
se encuentra en lo alto de una colina y es imprescindible perderse por sus calle entre el bullicio de turistas (mejor ir a primera o última hora, ya que hay mucha gente y es difícil aparcar). En los próximos post hablaremos de Éze para que disfrutéis de sus preciosas estampas.
Antes de cruzar a Mónaco hicimos una breve parada en La Turbie, que cuenta con uno de los dos trofeos romanos que hay en el mundo (el otro se encuentra en Rumanía). Aunque lo vimos desde la carretera no pudimos visitarlo porque cierra al medio día. La entrada cuesta 5,50€.
Desde la Turbie a Mónaco apenas hay dos kilómetros y se llega por una carretera con bastantes curvas que os mostrará una vista muy buena del Principado.
Hay muchísimo tráfico, gente con mucho dinero, coches de lujo… La verdad es que es bastante agobiante. Si pasáis por allí merece la pena dar una vuelta por la fortaleza, el casino y parte del circuito de Fórmula 1, pero poco más.
Desde Mónaco pasamos a Italia, que os contaremos en próximas entradas con lugares muy interesantes para visitar.
Gracias por leernos, AA y JC 🙂