A la gente de Madrid y alrededores le será conocido el pueblo de Patones de Arriba, famoso por su arquitectura. Además también sabrán que los fines de semana y festivos es prácticamente imposible aparcar por la gente que se junta en este pequeño pueblo. Pero hoy no hemos venido a hablar de Patones, ya tendremos tiempo en otra ocasión. Hoy os presentamos un lugar que a pesar de estar a escasos 5 km de Patones de Abajo es muy poco conocido: Las Cárcavas de Patones.
Para ser justos hay que decir que el nombre de Cárcavas de Patones lo ha adquirido por la fama del pueblo situado cerca de las mismas. En realidad estas cárcavas no pertenecen a Patones, ni siquiera a la Comunidad de Madrid. Están situadas justo pasado el límite con Guadalajara.
Para llegar hasta ellas, hay que acercarse en coche hasta la Presa del Pontón de la Oliva hoy en día en desuso y quizá bien conocida por los madrileños y gente de alrededor por ser uno de los sitios de «playa» donde te puedes dar un chapuzón en los días calurosos de verano. Consejo, si es un día de mucha afluencia de tráfico es probable que todas las plazas de aparcamiento al lado de la presa estén ocupadas, pero hay un parking a pie de carretera donde hay muchas plazas.
Una vez llegados al camino que pasa por delante de la presa hay que continuar por el camino asfaltado (podemos aprovechar para subir a ver la presa más de cerca o dejarlo para la vuelta, a JC siempre le gusta acercarse a ver este tipo de construcciones). El camino asfaltado (no se le puede dar la categoría de carretera debido a su estado, jeje) empezará a convertirse en una cuesta arriba, cuando lleguemos a la primera curva de 180º a la izquierda, en vez de continuar por la misma, nos saldremos al camino de tierra que hay como «si siguiésemos de frente». Este camino se vuelve a dividir un poco más adelante y tendremos que seguir por el de la derecha. Una vez que bajemos a la parte baja del valle, empezaremos a subir por el lado izquierdo de la cárvaca y empezaremos a vislumbrar toda su grandiosidad.
Hay que decir que la pendiente es pronunciada, pero nada que no se pueda hacer con unas pequeñas paradas de descanso. Una vez que lleguemos arriba disfrutaremos de toda su vista y nos podremos hacer unas fotos para el recuerdo.
Estas curiosas formaciones se han hecho a lo largo del tiempo debido a la erosión del agua sobre este tipo de terreno tan blando. Nos recordaron, salvando las distancias, a las Médulas en León con la diferencia que las Médulas fueron hechas por el ser humano (fue una mina de oro de tiempos romanos) y que tienen muchísima más extensión.
En un día despejado se pude ver, desde la parte superior, las inconfundibles cuatro torres de Madrid, resultando curioso este paisaje tan cerca de la capital. Este punto de la zona alta de la cárcava dista unos 2 km desde la presa del Pontón, por lo que es una distancia alcanzable para todos los públicos, el único problema puede ser la subida por el lateral, pero con los descansos suficiente no hay problema.
Para la gente con «pequeños exploradores» hay una alternativa que es entrar directamente en la cárcava, cuando bajas al valle, en vez de subir por el lateral puedes seguir hacia la derecha y subir por el propio valle de la cárcava. Nosotros no lo hemos hecho, pero desde dentro tiene que ser muy curioso el paisaje, será para la próxima. Cuando estuvimos nosotros hacía tiempo que no llovía, tened cuidado si vais en días posteriores a lluvias, puede haber mucho barro y hacer la excursión muy pesada.
Nosotros en este caso nos decidimos a continuar el camino hasta el pueblo de Alpedrete de la Sierra (no confundir con el Alpedrete «a secas» del valle del Guadarrama en Madrid) y volver por el otro lado de la montaña, donde pudimos disfrutar de unas buitreras y de sus habitantes desde muy cerca. Este camino nos llevó algo más de 12 km y cabe destacar que no hay nada de agua en el camino, solamente una fuente en el propio pueblo, así que si os decidís a hacerlo tomad precauciones para no quedaros sin agua.
Así que ya sabéis, los que vivís cerca de Madrid tenéis una alternativa más cuando vayáis a conocer Patones.
Un abrazo,
AA y JC